En 1912, el uniforme, originalmente blanco, se adornó con las finas líneas azul marino que componen, desde entonces el uniforme de casa de los Yankees. “Defender es hoy más difícil que nunca”, subrayaba Steve Kerr, técnico de los Warriors, admitiendo la indigencia normativa a un lado de la pista y la obscena inclinación de una mayoría de recursos al terreno ofensivo, donde todos pujan por armarse hasta los dientes. Hasta hace poco tiempo, la venta de camisetas era un argumento financiero habitual en los clubes para justificar grandes fichajes (basta con recordar, por ejemplo, las informaciones sobre que el Real Madrid recuperó el dinero del fichaje de David Beckham en 2003 en las tiendas).